Realmente tu compañía necesita un video viral, ¿Seguro? ¿Por qué? No hay cosa más triste que una compañía que quiere posicionar, afirmar, recuperar target, crear expectativas, etc., y más etc., y que como respuesta encuentre campañas basadas en el video viral.
Son innumerables las agencias creativas o de diseño que dicen especializarse en vídeos virales y ofrecen sus servicios bajo la promesa, explícita o implícita, de producir vídeos que logreen la “viralidad” tan buscada.
¿Pero es eso verdad? ¿Pueden las agencias crear vídeos virales?
La respuesta corta es que ¡No!. Quien prometa que sabe cómo producir un vídeo viral miente. Y por ende, las empresas no deberían confiar su presupuesto en estos “gurús” que prometen enviar un vídeo a un pequeño número de personas (“sembrar” el vídeo), esperando que sea distribuido en la red como un “virus”.
Por cada vídeo que logra ser transmitido viralmente, existen miles y miles que nunca lo logran. Más aún, es muy difícil, sino imposible, predecir qué vídeos serán virales, aún para experimentados (supuestos) “gurús” de videos virales.
Por cada vídeo que logra ser transmitido viralmente, existen miles y miles que nunca lo logran. Más aún, es muy difícil, sino imposible, predecir qué vídeos serán virales, aún para experimentados (supuestos) “gurús” de videos virales.
Es fácil reconocer un vídeo viral una vez que se ha tenido éxito, pero es virtualmente imposible predecir su éxito antes de ser subido a Internet, y mucho menos es posible producir uno premeditadamente.
Pero entrando profesionalmente en profundidad, aunque un video consiga la viralidad deseada eso no asegura que consiga el efecto buscado ni la focalización de la marca y menos de ventas. Los vídeos virales tienen vida propia y crecen el libertad en la web, haciendo imposible un direccionamiento concreto y menos de una campaña.
En conclusión, a pesar del gran atractivo que el marketing viral puede tener en teoría, la implementación práctica es sumamente complicada por su baja tasa de éxito. Una empresa debería diseñar y conducir cientos o incluso miles de campañas antes de lograr una que fuera exitosa y aún si la campaña fuera exitosa podría no estar propagando el mensaje deseado por la compañía.
No peques de inocente y menos de moderno.